viernes, 3 de noviembre de 2017

Los Doce Meses - Japón VS Rusia

Desde que tengo memoria siempre me han gustado los cuentos y fábulas: personalmente me fascina no solo leerlos, sino también ver adaptaciones y diferentes interpretaciones. Me jacto de conocer las versiones "originales" detrás de cada película de Disney, por ejemplo (originales entre comillas, pues como son historias tan antiguas hay nuevas versiones por cada siglo que pasa). En este caso, encontré hace poco y por primera vez el relato griego de Los Doce Meses (también llamado Los Doce Hermanos Meses), que tiene varias versiones y entre ellas están al menos unas dos interpretaciones animadas.
Decidí hacer una comparación entre la versión de Toei Animation de  1980, y la versión rusa de Soyuzmultfilm en 1956. Ambos están basados en la misma interpretación del cuento adaptada como obra teatral por Samuil Marshak, padre de la literatura infantil rusa, en 1943. Hago esta distinción porque Marshak agrega al cuento nuevos personajes con el fin de hacer crítica a la irracionalidad, infantilismo y egoísmo de la monarquía. Digo, aunque no era el hombre favorito de Stalin, Marshak era ruso al fin y al cabo.
Así pues, en esta ocasión, la contienda es nada menos que entre dos titanes de sus respectivos países interpretando exactamente el mismo material y de la misma fuente; ahora depende exclusivamente de la ejecución de cada estudio. ¿Quién hizo un mejor trabajo? Bueno, en una esquina están la katana, en la otra la hoz y el martillo. Ahora solo queda ver qué tan roja se pondrá la nieve.

  • Los Doce Meses (1956)
Dirigida por Ivan Ivanov-Vano; tan solo ver el nombre de este señor ya debería ser el equivalente a uno de esos sellitos de calidad suprema que vienen en los empaques de leche de almendra importada o algo así. Describiré lo más breve posible de qué va la peli.
En algún lugar de Europa del Este, hay un cuervo, una liebre y unas ardillas agonizando del frío asqueroso que hace mientras la protagonista se destornilla de la risa; como no tiene nombre, la llamé Anita la Huerfanita. En eso llega la trama un soldado, que le habla de los doce hermanos meses que se le aparecieron a un fulano en víspera de Año Nuevo y le hicieron ver las cuatro estaciones de golpe (o alucinó con el frío, también pasa), y de la niña reina que ahora gobierna porque sus dos padres hicieron "kaputt" simultáneamente.
Ah, y aquí llega la más delicada de las alegorías: la niña reina es semi-analfabeta además de un moco en el calzón y no tiene reparo en ejecutar gente porque es más largo escribir "misericordia". Sutiles, estos rusos. En fin, en el palacio, el profesor de la reina le está hablando de las estaciones cuando ella arma una pataleta y decreta que ya es primavera; llega un edicto de su parte al pueblo, donde la madrastra y hermanastra de Anita escuchan que los que traigan una canasta de flores a palacio, recibirán su equivalente en oro. Como es Huerfanita, lanzan a Anita al bosque en plena tormenta de nieve para que busque flores. Pasa un lobo cantando, Anita se sube a un árbol y luego se encuentra con un gremio de druidas los hermanos meses, que le hacen ojitos y acceden a crear una primavera temporal para que agarre flores. Hermano Abril quedó embobado con Anita y le entrega un anillo de compromiso, y le dice que si recita una rima (que solo rima en ruso) se le aparecerán de nuevo; sin embargo, no puede decirle a nadie dónde están, y sólo los puede llamar si está en problemas.
En el palacio, la reina mocosa se rehúsa a hacer cambiar el calendario a Enero y está dispuesta a ejecutar a toda la corte por llevarle la contraria (como dije, sutil), cuando la madrastra y hermanastra llegan con la canasta de flores; como tienen tres neuronas colectivamente, presumen de haber encontrado ellas las flores en un claro místico, solo para que la reina ordene que la lleven hasta allí y tengan que admitir que fue Anita quien las halló: la mandan a buscar más flores y deciden seguirla.
Cuando la alcanzan, Anita se opone a mostrarle el camino a la reina, que le da un ataque de sadismo puro y le va quitando la ropa de invierno para que se congele viva: a Anita se le cae el anillo y la reina lo toma, reiniciando el interrogatorio, pero cuando se rehúsa a hablar una vez más, la reina arroja el anillo hacia un lago congelado y, mientras éste rueda, Anita recita el cántico de invocación de los meses. Anita es secuestrada por los meses, mientras el resto presencia un cambio repentino de clima digno del recalentamiento global. Pasan las cuatro estaciones de golpe y los miembros de la corte se escapan, dejando a la reina, el soldado, el profesor, la hermanastra y la madrastra tirados; estas dos últimas se pelean por un abrigo que hermano Enero les regala y se convierten en perros. Enero también los guía hacia su fogata satánica, donde Anita está vestida con la última moda de invierno y tiene un nuevo trineo convertible de lujo. La reina recibe una lección de humildad, Enero promete regresar a los perros a su estado original en tres años, Abril le tiene el queso a Anita y se despiden con sonrisitas. Listo, eso es todo.
Con una duración de poco más de 50 minutos, este largometraje presenta un estilo de diseño muy particulares del estudio: es casi como ver las ilustraciones de un libro de cuentos viejo llevado a la vida, y se nota la gran influencia cultural de Rusia en cada cuadro, sin mencionar la banda sonora. La animación es fluida y consistente, el flujo narrativo se lleva bien y los personajes tienen el suficiente desarrollo y detalle como para llamar la atención a pesar de ser tan sencillos. Aunque hay un par de escenas frívolas aquí y allá, debo reconocer que resultan impresionantes debido a que el reciclaje de animación es casi inexistente y probablemente se incluyeron para presumir un poco ese delicioso presupuesto. Definitivamente no escatimaron en gastos, mis respetos a los soviéticos por esto.

  • Los Doce Meses (1980)
Mori wa Ikiteiru, o El Anillo de los Doce Meses, o Anya la Muchacha de la Nieve (tiene más títulos que un dragón de Tolkien), pertenece a la colección de Cuentos Clásicos de Princesas del Mundo, del estudio Toei Animation. En general sigue la misma estructura que la versión rusa, quizás con la ventaja de poseer menos personajes y probablemente menos Stalin al que besarle los zapatos con discursos anti-monarquías absolutistas.
Ya de principio se crea una conexión más profunda con Anya, que es como se llama la protagonista esta vez (irónicamente, todavía es Anita la Huerfanita, ya que Anya equivale a Ana en ruso). En vez de reírse de animales con hipotermia, Anya los alimenta cual princesa Disney; por otro lado, la madrastra y hermanastra incluyen ahora hasta un 30% más de crueldad animal para balancear un poco las cosas, sin mencionar que son algo más inteligentes. Anya es además extremadamente dramática en su desgracia como sólo las huérfanas japonesas saben serlo: mirando al horizonte, caminando en silencio con una expresión neutral y una señora de voz aguda cantando en el fondo; puntos extra si incluye un montaje de paisajes fijos para ahorrar animación. Anya es además mucho más consciente de su desgracia, y como que ya perdió un poco la paciencia porque no tiene tapujos en decir las cosas como son ni que la amenacen de muerte.
El soldado está de vuelta también en esta versión, y parece mucho más atrevido y activo en su papel que su contraparte rusa: es quizás el único que se atreve a sentir lástima directamente por la reina y está más dispuesto a sugerirle cosas sin mucho temor a ser ejecutado por su osadía. Hablando de la reina, es relativamente menos cruel e infantil en esta versión, prefiriendo simplemente indignarse con facilidad, ya que su dilema gira en torno a que nadie se atreve a criticarla en primer lugar en vez de que ella amenace a todos con la guillotina por la más mínima cosa; todavía es semi-analfabeta, ordena muertes sin sentido y hace el edicto de las flores, aunque en este caso no es porque declara la primavera antes de tiempo. Es incluso menos despiadada con Anya durante la escena del interrogatorio, y en lugar de desnudarla simplemente la chantajea con el anillo. Básicamente, es menos estirada y frígida, y tiene una conclusión más clara en su arco como personaje.
Los hermanos meses también han cambiado de personalidad significativamente: son algo más cerrados al principio con Anya; es posible que esto sea para resaltar la amabilidad de Abril, quien es el que la invita al círculo en esta versión. Después de dos minutos de show para crear la primavera artificial, Abril le da a Anya una tuerca mal hecha el anillo que ya no es de compromiso, le enseña la rima mágica que solo rima en ruso mientras sostiene su mano seductoramente, y le advierte que si lo pierde, no volverán a verse nunca más. La condición de no contarle a nadie también permanece. Por alguna razón todos tienen la misma ropa, como si fueran una banda de chicos cuyo vestuario fue diseñado por un duende daltónico.
Otros cambios incluyen a Anya quedándose dormida frente a su cama y su hermanastra robándole el anillo, para que luego acuse a la reina de llevárselo; esto cambia ligeramente la escena del interrogatorio. El final también tiene su pequeño cambio con respecto a la reina, que se siente mucho más culpable por sus acciones en general. Podría decirse que las personalidades de todos son más exageradas y desarrolladas en esta versión, principalmente porque se les dedica más tiempo: la peli dura alrededor de una hora, por lo que tiene además 10 minutos de ventaja sobre la versión rusa. Sin embargo, es perceptible que el presupuesto es mucho menor: llego a pensar que Toei es muy ecológico, porque se la pasa reciclando animación y se rehúsa a gastar más filmina de la necesaria desde que existe como compañía, sin mencionar los errores de consistencia en diseño de personajes o los escenarios más genéricamente europeos y que carecen de la clara distinción cultural de la versión anterior.

  • Conclusión
Admito que ha sido una competencia bien apretada, así que seré directa: aunque ambas versiones me entretuvieron de sobremanera, disfruté más el trabajo de Soyuzmultfilm en el departamento estético y narrativo; se mantiene la sencillez del cuento con los personajes simples, pero en la parte visual posee una cierta cantidad de atención al detalle que no puedo ignorar. Es cierto que Toei supo hacer a los personajes ligeramente más empáticos y arregló algunos problemas narrativos, y soy fiel creyente de que una animación promedio puede ser perdonada en favor de una historia más completa, pero en este caso lo que me inclinó hacia mi veredicto fue precisamente esto: no era necesario.
El cuento en sus orígenes es bastante básico y funciona sin muchos adornos; cuando fue re-adaptado a obra de teatro, se le agregaron los elementos necesarios y suficientes para alargar la obra, incluyendo la no muy disimulada crítica a la nobleza europea, pero mantiene un nivel de simplicidad que es necesario y a veces obligatorio en los cuentos y fábulas. También me dolió casi personalmente la falta de dedicación que hubo por la parte visual: si se tratase de un mito local centrado en Japón, sin duda alguna Toei no habría tenido problemas, ¿pero por qué cuando se trata de otro país, los estudios de animación nipones se rehúsan neciamente a hacer su tarea y se inclinan por obedecer una estética genérica y a veces estereotípica, hasta el punto de rozar el insulto? ¿Qué costaba buscar aunque sea una enciclopedia con fotos o ilustraciones de San Petersburgo? Era 1980, no había excusa en ese entonces y tampoco la hay ahora. Este no es un pecado exclusivo de Japón, ojo, pero es donde más lo he visto presente. Después de todo, hay una razón por la que los rusos nunca se alejan mucho de casa con sus animaciones: quién mejor que ellos para interpretarse a sí mismos. Aún así, recomiendo encarecidamente ver las dos versiones, puesto que éste es quizás uno de los casos de gusto más personales que he analizado hasta ahora; otra sugerencia, es mejor verse la versión rusa subtitulada y esquivar la traducción, debido a que el doblaje al español está basado en una versión modificada y censurada del doblaje al inglés de la colección Stories from my Childhood (1980). En lo que a mí concierne, el punto va para Rusia esta vez, y a Japón... pues... digamos que necesita una revolución que tumbe su monarquía absolutista inmediatamente en lo que respecta a animación.

Con tu permiso me retiro:
-Gatt