¿Quién quiere hablar de una de las franquicias de ciencia-ficción y fantasía más importantes de la historia del cine? Mi conocimiento de Star Wars (o Guerra de las Galaxias) se limita a las películas de la saga principal, un par de episodios de la serie de Genndy Tartakovsky, y el oscuro especial navideño que todos queremos negar que existe (o en mi caso, reafirmar su existencia para recordar lo inepto que George Lucas puede ser cuando se lo propone). Para el que todavía se siente desentendido o está recién iniciándose en el culto con las nuevas películas de Disney, podría sumariar los seis Episodios de la siguiente manera: los Skywalker arruinan y arreglan cíclicamente el universo conocido. Ya está, eso es todo lo que pasa en seis Episodios. Una familia culpable de el surgimiento y destrucción de un imperio, el genocidio y restauración de una orden religiosa, y la condena y salvación de una república. Parecen los Kardashians del espacio.
Después del magnífico trabajo de Genndy con su versión 2D de Clone Wars (Guerras Clónicas en Hispanoamérica), OBVIAMENTE George Lucas sentía la inmensa necesidad de, como siempre, arruinar su propia franquicia con una nueva expansión: entra en la ecuación The Clone Wars (Guerra de los Clones), ¡ahora en fabuloso 3D! Decir que fue bien recibida en su inicio sería una vil mentira.
Por otro lado, cuando Lucas finalmente decide que ya no le puede sacar más jugo a su creación y le vende todo a Disney, el gigante de la animación decide sacar su propia criatura explotadora y entonces nace Rebels.
¿Por qué no estoy comparando Clone Wars 2D con Clone Wars 3D en vez de poner al monstruo de Lucas contra el de Disney? Porque no hay que ser un genio para saber que el coloso de Genndy ganaría por default, así que quise hacer una pelea más justa entre las dos más similares. Abróchate los cinturones y prepárate para el híper-vuelo, porque hay una nueva guerra en esta galaxia muy, muy lejana. Que la Fuerza me acompañe...
- The Clone Wars
Cronológicamente ubicada entre el Episodio II y Episodio III (Attack of the Clones y Revenge of the Sith respectivamente), este mini-desastre político es secuela de la serie de Genndy. Para resumir un poco la historia, la República Galáctica mandó a fabricar un ejército de clones, y los está usando para combatir al ejército separatista de droides pertenecientes al bando de la Confederación de Sistemas Independientes; la República tiene de su lado a la orden Jedi, los tipos con espadas láser de colores (ah perdón, sables de luz), mientras que los separatistas tienen consigo a los Sith (los malos de sable rojo y ojitos amarillos, para que sepas que son los malos).
Cabe destacar que no importa cuántas batallas ganen o pierdan aquí, la guerra termina en el Episodio III con la caída de los separatistas, la masacre de la orden Jedi y la fundación del Imperio, así que olvídate de encariñarte con nadie porque al final todos mueren, son traidores, o caen en absoluta desgracia. Esto le quita toda la tensión a cualquier semblante de trama que pueda tener este desorden de serie, pero para mantener apariencias, digamos que los protagonistas son los Jedi: Anakin Skywalker (el emo del espacio), y Ahsoka Tano (aprendiz del emo). Hay otros personajes recurrentes, como Obi-Wan Kenobi, Yoda, Padmé Amidala, R2D2, C3PO, los Jedi de relleno y como tres clones con un semblante de personalidad. De antagonistas están el Conde Dooku (el villano con nombre ridículo y voz de narrador), Asajj Ventress (aprendiz de Dooku y calva con voz de fumador crónico) y Grievous (cyborg que colecciona sables de Jedi y de voz incomprensible). Como antagonistas secundarios están los droides, y como quince capítulos de Darth Maul y su familia (que no muere con nada, es primo de Bruce Willis o algo).
No sé cómo se las arreglaron, pero el ritmo narrativo de esta serie tiene que ser uno de los más tediosos y aburridos que he visto en mi vida, especialmente en la primera temporada: no importa si es una pelea de espadas láser o si se están cayendo a tiros con una metralleta espacial, estos cinco segundos de acción se ven enterrados bajo toneladas de diálogo inútil. Lucas, a nadie le interesa la política interestelar de tu universo ficticio. ¡Regla número uno de los medios visuales: menos charla, más acción! el público quiere violencia espacial con acrobacias coordinadas y espaditas de colores, ¿es tan difícil de entender? ¡Uff! Gracias a todos los poderes cósmicos las siguientes temporadas remontan más en la parte de la acción y muchos errores son corregidos, pero como ya dije, mucha (si no es que toda) la tensión que hay en la serie se pierde cuando ya sabes cómo termina el Episodio III.
Con 121 capítulos, una saga de cómics y una película, Clone Wars tuvo buena acogida a pesar de los problemas que presentaba y duró gran rato. La animación es, aunque un poco lenta y tiesa (especialmente obvio durante los duelos de espada, el que más sufrió fue Grievous), bastante buena comparada con otras series 3D contemporáneas. El estilo gráfico está basado en el establecido por la versión de Genndy, por lo que no choca con su predecesor: es angular, dinámico y con buen detalle, si bien las texturas y los fondos necesitan un poco más de trabajo. El siempre presente síndrome de peste bubónica en las series 3D se excusa bastante en Clone Wars, gracias a que de por sí el mundo de Star Wars ya se veía medio vacío en las películas, y que los clones y droides son copias en masa idénticas entre sí por lo que reciclar modelos no se aplica.
- Rebels
Ubicada cronológicamente entre el Episodio III y el Episodio IV (Revenge of the Sith y A New Hope respectivamente), esta saga de peripecias aisladas toma lugar unos años después de la caída de la República. Básicamente es el inicio y desarrollo de la Resistencia en contra del nuevo Imperio: los clones fueron retirados, los droides desactivados y los Jedi como tal se extinguieron. Por supuesto, la infame orden 66 que los mandó a ejecutar no fue absoluta y un par de aprendices y maestros se escaparon por allí y hacen cada uno su propia cosa. Darth Vader, como el melodramático que es, creó una orden de inquisidores que se dedican a cazar a estos últimos miembros de la antigua orden, y de vez en cuando a niños con inclinación por la fuerza, para entrenarlos o matarlos (simpático el Vader, ¿a que sí?).
Al igual que su predecesora, esta saga es completamente inútil en su narrativa pues ya se sabe de antemano cómo termina: los rebeldes derrotan al Imperio con la ayuda de dos Skywalkers y medio (medio porque Vader cambia de bando a última hora y lanza al Emperador por un hueco como quien tira basura por el ducto de un edificio). En fin, como ahora todos los queridos personajes de las series y películas anteriores están muertos, desterrados o son traidores, toca un nuevo set de protagonistas: Ezra (aprendiz de Jedi con pésimo gusto en ropa), Kanan (antiguo aprendiz y ahora maestro de Ezra), Hera (chica alien verde, figura materna y piloto), Sabine (chica con armadura de caza-recompensas y un fetiche por el grafiti), Zeb (alienígena peludo, púrpura y gruñón) y Chopper (droide de batalla que causa más problemas de los que soluciona). Los personajes aliados incluyen algunos supervivientes de la serie anterior, como Ahsoka, Yoda, y un par de clones. Por antagonistas están el Agente Kallus (un caso de malo con escrúpulos, más o menos), los inquisidores (aprendices de Vader con sables giratorios... ¿eh?), y Darth Maul (este tipo vuelve más que los Backstreet Boys). Por supuesto, el queridísimo Darth Vader aparece de vez en cuando, pero su presencia es híper limitada, al igual que la de Leia.
Disney por primera vez hizo su tarea y arregló los problemas de fluidez que tenía Clone Wars: ahora que la República no existe, el montón de diálogo político pasa a ser mínimo y se limita a diálogo táctico y estratégico breve. Lamentablemente, con la extinción de los Jedi hay pocos duelos de espada, pero los que hay son bastante interesantes. Estas correcciones crean una ilusión de urgencia que estaba ausente en Clone Wars, por lo que la trama captura mejor al público; se sabe que los rebeldes ganarán, pero quieres que los protagonistas de Rebels sobrevivan y ganen tras bambalinas: la posibilidad está allí, a diferencia de los extintos Jedi.
Apenas por su tercera temporada (a la publicación de este artículo) y con mucho camino por recorrer, Rebels está avanzando con pie estable. Su animación es más fluida y expresiva que Clone Wars, aunque por la diferencia de años es excusable; en comparación a otras series contemporáneas, la animación de Rebels es estándar-alta. El estilo gráfico es similar a sus series predecesoras, pero es menos angular y está más acomodado a la estética Disney (personalmente me gusta más la estilización anterior, pero la nueva no es mala); las texturas en el material orgánico como la piel o el pelo a veces es extraña, pero el trabajo en los vehículos y los fondos está muy bien hecho. El síndrome de peste bubónica sigue controlado, nuevamente gracias a que las películas originales se ven así de vacías en primer lugar. En todo, un mejor trabajo, pero en gran parte gracias a los avances de las técnicas de animación de los últimos años y un mejor presupuesto.
- Conclusión
Hay que decir, las dos series son bastante cercanas: estéticamente son bien parecidas y presentan el mismo problema narrativo. Tuve que descartar las mejoras en técnica de Rebels porque Clone Wars tenía sus limitaciones por ser más antigua, así que mi veredicto está más centrado en la trama que otra cosa. Este conflicto habría terminado en un empate dentro de mi libro, de no ser por un pequeño detalle que hace toda la diferencia: la ejecución. Debido a la misma característica de los Episodios entre los cuales se sitúan estas series, deberían tener las mismas fallas, pero Rebels supo explotar algo que Clone Wars no podía por su misma naturaleza. Clone Wars tiene como protagonistas a personajes pertenecientes a la saga principal, que ya había finalizado hace rato: el público sabe cómo inicia y cómo termina, y nadie puede cambiar eso. Rebels tiene a sus propios personajes en una historia PARALELA a los acontecimientos originales: están ligados a lo que ya se conoce, pero son otra cara de la moneda; nuevamente, se conoce el final y el trasfondo, pero desde un punto de vista y locación distintos, porque los protagonistas de otras sagas pasan a un papel secundario.
Tampoco ayuda que la mano de Lucas estaba metida en Clone Wars: este hombre solo puede dirigir bien cuando tiene límites. Sus primeras películas de la saga lo obligaron a limitarse por razones de presupuesto y dirección de otros cinematógrafos más experimentados que él; las creaciones más recientes fueron hechas con un gran derroche, y Lucas se aseguró de poder ejecutar su visión sin que hubiera nadie que le dijera "piénsatelo dos veces". ¿El resultado? toneladas de diálogo aburrido o cursi, huecos argumentales, personajes melodramáticos, humor inmaduro y ridículo, y Jar Jar Binks. Digan lo que digan, George Lucas fue su propia destrucción, de forma similar a su prodigioso Anakin; le guste a quien le guste, Disney hasta ahora se ha mostrado competente y ha arreglado lo que Lucas no supo, usando exactamente el mismo material base, como un Luke que supera a su padre. Triste quizás, pero cierto. Los rebeldes han derrotado a los clones.
Con tu permiso me retiro:
-Gatt
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